Azul inmensidad, ignota,
habitada de mundos
para nosotros imposibles,
y en la noche, después, la Vía Láctea
desde el vasto pinar donde yo vivo.

Pero a pesar de todo
hay más palabras en mi corazón
que todas las estrellas de la noche
con las que yo podría hablarte, sí,
de eternidad, de amor,
de la armonía mágica
de los lugares más insospechados.

Y aquí en silencio a solas te lo digo,
confidente imposible,
luna de mis poemas,
faro de mis naufragios,
estrella polar de mis lágrimas...

Tú, siempre tú...
¿Y por qué te confieso yo estas cosas?
Quizá porque no sé
a dónde voy en esta Nave - Tierra
viendo el mar infinito
de estrellas y galaxias,
sintiéndome minúsculo y tan frágil,
viajando con la vida de mi cuerpo
no sé hasta cuándo...

Y porque en esta inmensidad del cielo
acudes siempre tú
como otra inmensidad del alma
que no sé gobernar.

Y así voy yo viajando con los años
hasta que llegue un día
en que seré pura tierra
que pensará en ti.
En su tiempo, las flores
te lo dirán...

3/11/2007